sábado, 11 de febrero de 2012

Inteli-gente


El concepto de inteligencia emocional es el estandarte moderno de la psicología de la conducta,  o mejor dicho de la psicología cognitiva hoy día. Se dice que es mas importante que el cociente intelectual, ya que permite que seamos productivos al deshacernos de las emociones que nos inmovilizan, que perjudican al buen desempeño en la vida, claro…para los norteamericanos no es bueno un empleado enamorado, deprimido o melancólico, eso no va con el capitalismo, no.
Todo muy lindo con el concepto que popularizó Daniel Goleman, pero es desastroso ver como se malinterpreta, la mayor parte de la población toma este concepto como la exhortación a ser mas individualistas, sin contar el monto de presión que se ejerce socialmente sobre aquellos que “no manejan bien sus emociones”. El efecto que produce atender a este tipo de lecturas de tinte “autosuperador” es el de culparse uno mismo por no poseer inteligencia emocional suficiente, al notar que aún nos preocupan las tribulaciones de la vida o bien, el surgimiento de personalidades dispuestas a demostrar por todos los medios que han alcanzado el “nirvana” de la inteligencia emocional.  Es al encontrarme con este último grupo de personas que me pregunto si realmente alguien que está superado, que es equilibrado, alguien a quien nada perturba realmente necesita estar gritándolo a los cuatro vientos o tal vez…escribir todo el tiempo en las redes sociales preferidas, cuánto odian tal o cual actitud mundana. Es al cansarme de ver cuantas personas comparten mas sus pensamientos de odio por aquello que consideran inadecuado, insoportable y hasta despreciable que me pregunto si realmente esas personas son mejores, o mas capaces de vivir que aquellas que a su entender son ineptas, patéticas, mediocres u oprimidas y envidiosas. Veo así que les
molestan las personas que tienen problemas, que piden ayuda, que piden opiniones y consejos. No les sirven aquellos que se ven paralizados por la pérdida, el duelo o la incertidumbre.
A mi me gusta la gente común, la que tiene problemas y que pide ayuda, la que entiende que es una contradicción el pregonar que se ha superado la vida y vivir quejándose de lo que molesta de los demás, la que cree que las dificultades son inherentes al ser humano y que condimentan la vida, que con cada triunfo que llega se sienten aliviados y comparten sus alegrías con aquellos que les ofrecieron su apoyo. Tal vez por esto elijo mi profesión, por sentir cuales son las cosas que ponen a llorar a un alma, a un corazón, que ponen a pensar a las mas ávidas cabezas, que destrozan hasta el mas alegre sentido del humor…y poder ayudarlos.
No me siento bien entre personas que quieren dar lecciones cuando no se las han pedido, eso no es haber superado la vida, ni haber aprendido a vivir. Aprender a vivir implica tolerar las diferencias existentes, callar las cosas negativas que tengamos que decir si no son críticas constructivas, a todos nos molestan muchas actitudes e incluso podemos categorizarlas, agruparlas toditas en un fichero, pero ellas llegarán solas a nosotros y la actitud mas inteligente que podemos tomar, es la de alejarnos de quienes nos hacen mal, o no nos gusta. He allí mi concepción de la inteligencia emocional. Nadie es tan robot como para poner a sus emociones a ser autodeterminadas, nadie es tan perfecto como para no sentirse nunca perdido y nadie es tan autosuficiente como para no necesitar nunca la ayuda de nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario