No hay mejor sensación en esta vida que la de haber escapado a la tiranía del Superyo. Para los que no saben muy bien a que nos referimos en Psicología cuando se habla de Superyo, lo describiré simplemente como aquella fuerza psíquica análoga a las voces insistentes del diablito y el angelito en el hombro. Nunca es puro el consejo y siempre es un goce oscuro el que se experimenta al seguir sus embustes. El Superyo encarna el "Deber ser", alimentado por patrones culturales, familiares y vivenciales, el Superyo se encarga de establecer modelos físicos y esquemas de comportamiento y perceptuales que nos regirán en nuestras elecciones en la vida. Entonces una vez que se cae en la cuenta de que se ha vencido esa tiranía, que existe un yo autónomo, independiente y capaz de elaborar sus propios esquemas y respuestas, ahí se experimenta libertad, aunque mas no sea por unos minutos. Y la libertad si bien es una condena, como bien decía Jean Paul Sartre, es también una bendición. Y se siente mejor aún cuando el obstáculo que se ha superado, la jaula de la que se ha escapado ha sido uno mismo.
Muchas veces me he reprochado el pensar demasiado, pero hoy se que mi capacidad autoreflexiva es la que me empuja a no rendirme ante mis propios patrones de conducta, que a veces ofrecen limitaciones, ni resignarme ante lo que la vida me presenta, me siento ansiosa y expectante ante los nuevos desafíos que vendrán, absolutamente capaz de enfrentarlos y ¿Saben que? Nada de miedo de atravesarlos :)
Feliz fin de año!
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